Derribando mitos sobre las prótesis dentales
Existen muchos mitos e historias sobre el uso de prótesis dentales. Aquí te presentamos algunas respuestas a las grandes preguntas.
MITO 1: No podrás comer ni hablar como antes.
FALSO: Naturalmente, esta es una de las grandes preocupaciones para los nuevos usuarios de prótesis dentales, que afecta a las personas de diferentes maneras. Una vez que tu prótesis dental es colocada, puede sentirse extraña. Intenta no preocuparte si la pronunciación de determinadas palabras o comer ciertas comidas es difícil al principio, tomará algún tiempo para que los músculos de la boca y la lengua se acostumbren a ella. No obstante, es importante que visites a tu odontólogo si experimentas incomodidad.
MITO 2: Todas las prótesis dentales están hechas de moldes estándar.
FALSO: Las prótesis dentales son personalizadas, de acuerdo a la forma de la boca y mandíbula de cada persona.
MITO 3: Una vez que tengas tu prótesis dental, esta durará para siempre.
FALSO: Las prótesis dentales son resistentes, pero no indestructibles. Incluso son más blandas que los dientes naturales. No cuidarlas puede afectar su funcionalidad y estética.
Con el tiempo, es posible que encuentres que el ajuste de tu prótesis dental cambia y que necesita ser examinado por un odontólogo. Esto puede deberse a cambios en el hueso y las encías, al envejecimiento o variación en el peso, todos los cuales pueden afectar las estructuras de soporte de los maxilares y de la cavidad bucal.
Cuando visites al odontólogo, este no sólo revisará tu prótesis dental y tus dientes remanentes, sino que también se asegurará de que las partes blandas de tu boca, como la lengua y las mejillas estén también sanas. Estos son controles importantes ya que el odontólogo puede detectar cualquier infección u otros problemas bucales en una etapa temprana. Preguntale a tu odontólogo con qué frecuencia debes visitarlo para un control.
MITO 4: La prótesis dental cambiará la forma en que te ves.
FALSO: La prótesis dental que se ajusta bien no debería cambiar la forma de tu cara, pero sí debería darte una razón para sonreír de oreja a oreja.